¿Los toros de guisando en Baeza?
Una leyenda es eso: Narración popular que cuenta un hecho real o fabuloso adornado con elementos fantásticos o maravillosos del folclore, que en su origen se transmite de forma oral. Cuando compartimos esta historia en nuestro facebook, generamos un debate histórico la más de interesante. Por eso no nos resistimos a compartir con vosotros esta teoría sobre un monumento que, dice la leyenda, han compartido Ávila y Baeza: Los toros de guisando
En el año 45 a.C los ejércitos de Julio César vencieron a los pompeyanos en la batalla de Munda. En la jurisdicción de Baeza, para conmemorar este hito se mandaron construir unos toros de piedra a orillas del río Guadalimar.
Estos toros permanecieron en este lugar más de 1300 años, hasta que los árabes vencieron a los cristianos en la batalla de Alarcos. Por ello, el Emir Abén Jucef dispuso el traslado de las esculturas al cerro de Guisando, en El Tiemblo (Ávila). Surgen así los archiconocidos Toros de Guisando (que en realidad lo eran de Baeza), que alcanzaron la fama en el siglo XV al ser el lugar donde Isabel la Católica se convertía en heredera de la Corona de Castilla en el denominado «Pacto de los Toros de Guisando»
Como vestigio de la presunta pertenencia de estos toros a Baeza, en el yacimiento arqueológico de Gil Olid, en un meandro del río Guadalquivir, en el Puente el Obispo, apareció en su día un toro que compartía características con sus hermanos de guisando.
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